De la tradición a la innovación: La historia de los uniforme clínicos enfermera

origen-y-evolucion-de-los-uniformes-clinicos-enfermera

Cuando piensas en una enfermera… ¿Qué imagen te viene a la mente? De seguro una dama con un vestido blanco impecable, delantal almidonado, zapatos blancos y cofia a juego: la imagen por excelencia del uniforme de enfermería estándar para todo el mundo.

Sin embargo, el concepto de esta vestimenta ha cambiado, y los y las enfermeras de hoy usan conjuntos de uniformes clínicos y otras prendas flexibles. Aún así, la imagen eterna de la enfermera con su uniforme blanco prístino permanece con nosotros. Dado que estos profesionales no han usado un uniforme de este tipo en décadas, sorprende un poco que esta imagen perdure. ¿A qué se debe?

La respuesta la podemos encontrar fácilmente en la historia El uniforme de enfermería ha sufrido muchos cambios a lo largo de los años, reflejando los avances en la profesión de enfermería. Pero hasta que aparecieron los uniformes clínicos, estos trajes tenían una constante: eran vestidos o conjuntos con falda y casi siempre eran blancos.

Pero vamos a remontar un poco más en el tiempo. Durante la Edad Media, el cuidado de los enfermos era llevado a cabo por monjas, quienes llevaban hábitos religiosos mientras atendían a los pacientes. Estos a menudo incluían velos y capuchas para cubrir el cabello y mantos largos para el cuerpo. Esta indumentaria influyó en la apariencia posterior de las mujeres dedicadas al cuidado de pacientes. 

Más adelante, a finales del siglo XIX, la enfermería moderna comenzó a surgir gracias a la labor de Florence Nightingale, quien lideró un equipo de enfermeras en la atención a los soldados heridos durante la Guerra de Crimea; y creó una escuela de enfermería para difundir el conocimiento de cómo atender a heridos y enfermos.

Durante el tiempo de escolarización, una de sus alumnas diseñó un uniforme para diferenciar entre enfermeras capacitadas y no capacitadas. Este consistía en un vestido largo y un delantal blanco, con un gorro blanco en forma de cofia que cubría el cabello y la frente: el primer uniforme reconocible para enfermeras en la historia. Este uniforme se convirtió en el símbolo de la enfermería profesional, y se mantuvo en uso durante décadas.

En cuanto a los gorros, diseñados originalmente según los hábitos de las monjas, estaban destinados a cubrir el cabello de la enfermera que lo usaba con fines sanitarios. 

El uniforme de enfermera cambió muy poco desde su origen en el siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial, cuando empezó a modificarse según las condiciones del frente de batalla. Los uniformes se acortaron y se agregaron bolsillos, mientras que los gorros blancos se convirtieron en pequeñas gorras blancas con una banda de color para indicar el rango del personal de enfermería.

En la década de 1920, la moda comenzó a influir aún más en los uniformes de enfermería. Los uniformes se hicieron más cortos y más ajustados, y se agregaron detalles como cuellos redondos y cinturones decorativos. 

Durante la Segunda Guerra Mundial, los uniformes de enfermería volvieron a adaptarse. El motivo clave fue una mayor conciencia sobre la microbiología y la infección, y la necesidad por parte de las enfermeras de no contaminar sus uniformes. Esto convirtió al delantal en un elemento clave porque era fácil de quitar, reemplazar y lavar.

En las décadas de 1950 y 1960, los uniformes de enfermería se hicieron más simples y prácticos, y los gorros blancos comenzaron a desaparecer en muchos hospitales, siendo más bien un símbolo de estatus para la enfermera.

El uniforme siguió evolucionando y cambiando a una indumentaria cada vez más práctica, influido también por la afluencia de enfermeros masculinos en la década de 1970: con más hombres ingresando a estos puestos de trabajo, el diseño y la apariencia de éste fue repensado y redefinido.

Desde los años 80’s y 90’s se ha hecho un esfuerzo por estandarizar los uniformes de enfermería y hacerlos más cómodos y prácticos para el personal de enfermería, haciéndolos más ligeros y transpirables, agregando bolsillos y cremalleras para y empleando colores vivos; ver un uniforme clínico morado, azul, rojo o incluso estampado se hizo cada vez más común en los ambientes médicos.

Desde entonces, los uniformes médicos han sido un elemento básico en hospitales y clínicas. Son vistos como un regalo del cielo para las profesiones de la salud: son cómodos, vienen en muchos colores y diseños, son resistentes a las arrugas y las nuevas telas los hacen relativamente fáciles de limpiar.

Al adaptarse a las necesidades de la profesión, uniformes clínicos enfermera son cada vez más prácticos y cómodos trabajan en pos de facilitar la noble labor de estos profesionales. ¡Todo un recorrido desde el clásico uniforme de enfermera del siglo XIX!
Regresar al blog